En torno al altar, bajo la mirada siempre amorosa de la Moreneta y de la mano de San Juan evangelista, el apóstol cuya fiesta celebra hoy la Iglesia, al iniciar nuestra Asamblea, preparación inmediata al próximo Capítulo General, venimos a compartir la expresión de la más profunda gratitud por lo vivido en estos años en nuestra Delegación. Queremos unir nuestro agradecimiento a la Eucaristía, la acción de gracias por excelencia, porque Dios ha estado muy grande con nosotras y no podemos menos que repetirle una y otra vez nuestro "gracias" en comunión con la gratitud de toda la Iglesia, expresada en la Eucaristía que vamos a comenzar.
A la gratitud queremos unir el compromiso de anunciar todo lo que hemos visto y oído con la humilde petición de que el Buen Dios siga bendiciendo y acompañando su obra en la Congregación y en cada una de nosotras.
Es tiempo de Navidad, tiempo especial de Nazaret, es tiempo de la Sagrada Familia, tiempo de familia, es nuestro tiempo. Llevamos en el corazón el gozo pleno de saber a Dios con nosotros, la mejor noticia siempre nueva que expresa toda la ternura de Dios en un Niño y con temor y temblor, junto al joven apóstol Juan, también nosotras que hemos visto y oído con nuestros propios ojos hacerse vida cada día la obra de Dios en nuestra Congregación, nosotras que acabamos de ver la obra de Dios en la vida y en la muerto de nuestra hermana Chiara, venimos a cantar una vez más la grandeza de Dios, su generosidad, la manifestación extrema de su amor sin límites, de la que queremos ser testigos y que queremos hacer manifiesta al mundo entero.
Nos sabemos misioneras, pero reconocemos nuestra impotencia, por esto contamos con su gracia y la venimos a implorar unidas a Jesucristo, misionero dl Padre, para que nos haga testigos fieles y creíbles de la obra de Dios en el mundo, para que nos dé acierto para llevar el Evangelio allí donde El quiere que vayamos.
Que la celebración de esta Eucaristía, al inicio de nuestra Asamblea nos haga evangelizadoras, buenas portadoras de la buena noticia, del mensaje vivo y gozoso de que Dios es Dios con nosotros, de que el mundo está salvado, porque un Niño nos ha nacido, un Hijo se nos ha dado,